En el Lunario del Auditorio Nacional - Reseña
Por: Oscar Pacha Rosas
La noche es testigo de los que disfrutan de la fiesta y el baile, la diversión y el huateque. Y sin duda un lugar que está acostumbrado a esto es el Lunario del Auditorio Nacional, dónde se han presentado grandes artistas, músicos y dramaturgos que enriquecen la historia del mismo.
Cerca de las 20hrs de un viernes 11 de mayo, una mezcla de generaciones hace una fila para ingresar al interior del foro. Adultos, niños con sus padres, una que otra pareja de enamorados y hasta un enfermero con todo y uniforme se hacen presentes para ver a la banda catalana La Pegatina, presentando su más reciente producción musical: Ahora o Nunca.
Las emociones aumentan, el corazón se acelera mientras las luces del Lunario bajan hasta quedar en completa oscuridad. A la par los gritos del respetable se hacen presentes: “¡Pegatina, Pegatina!”, el contingente listo para brindar y cantar a la par de sus ídolos traídos desde Barcelona. Salen los globos de colores, una que otra playera y sudadera se ve en los aires al mismo tiempo que suenan los primeros acordes de “Heridas de Guerra.” Señores, La Pegatina ha llegado.
Avanza la noche y el setlist sigue su marcha, chicos y grandes gozando la música de 8 músicos que hace 15 años comenzaban su viaje en el mundo de las notas y trastes. Aplausos, chiflidos y hasta confesiones de amor se escuchan entre las pausas del show, algunos cuantos parecen estar poseídos por la melodía que los hace brindar, abrazar al de junto y cantar en una sola voz. ¡La magia de la música!
El calor aumenta, la sudoración se hace presente en los rostros y playeras de los asistentes pero la energía no decae, la gente salta cual chapulín y grita entonando las canciones que van marcando una noche más de baile, felicidad y unión en el Lunario. El slam se hace presente, un círculo de paz y danza dónde hombres y mujeres entran para compartir la dicha de estar vivos.
El elogio por parte de Adria Salas al público chilango hace vibrar aún más la estructura del Lunario, los aplausos no se hacen esperar y la música vuelve a comenzar. “Mamma mía”, “Maricarmen”, “Lloverá y yo veré” y “Gat Rumberu” nos lleva al final de un show lleno de energía, felicidad y unión entre los asistentes. Al final solo queda el agradecimiento por parte del grupo catalán y la sonrisa en el rostro de cada espectador que se hizo presente la noche del 11 de mayo en el Lunario.
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