BLOGS DE ROCKSONICO > De Cultura y algo mas...Por: FREAKY |
La música nos acompaña en la vida cotidiana. Incluso cuando vamos de compras, escuchamos música de fondo. Se trata de hacer que la gente se quede en el lugar correspondiente, ya sea en un centro comercial, un supermercado o una tienda de ropa. Incluso en los casinos y salas de juego, el componente musical está en todas partes. En las melodÃas tÃpicas son incluso propicias para desafiar a la suerte y permanecer más tiempo en la respectiva máquina tragaperras. Algunas tragaperras incluso tienen tÃtulos dedicados a famosas estrellas del rock.
La música afecta al estado de ánimo de las personas de forma positiva o negativa. Por ejemplo, las mujeres embarazadas que paseen por el centro comercial sabrán sin duda que sus hijos no nacidos pueden percibir la música que suena en los pasillos. Dependiendo de si se trata de música relajante o de música rock con muchas vibraciones en la melodÃa, el bebé se calmará o empezará a dar patadas y a bailar prácticamente en el vientre de la futura mamá. Sin embargo, la música en el centro comercial también influye en el comportamiento de compra. La gente se motiva, se deja llevar por la música de tÃtulos conocidos de Lady Gaga, Rihanna o Madonna y entra en una especie de frenesà de compra. Este es también el objetivo de los centros comerciales, que sus clientes compren lo máximo posible en el mayor tiempo posible.
Las personas a las que les gusta visitar los salones recreativos o los casinos se enfrentan inevitablemente a todo tipo de música y melodÃas. Se ha demostrado que las personas que juegan a una máquina tragaperras se ven impulsadas a aventurarse a hacer apuestas más altas. La música también mantiene al jugador enganchado al juego en cuestión. También son tÃpicas las melodÃas recurrentes que ya se han manifestado en el cerebro. Muchos músicos han dedicado sus propios tÃtulos especÃficamente a las pelÃculas de casinos y a los casinos. En las pelÃculas de James Bond que tienen como tema el casino, las canciones famosas se repiten una y otra vez.
Ya sea en la autoescuela, en la oficina, en el taller o en el despacho de casa, la música de la radio inspira la creatividad y fomenta la productividad mental. Solo tienes que asegurarte de que la música no esté demasiado alta para que puedas seguir concentrándote en tu trabajo, especialmente si estás trabajando con la cabeza. La música siempre es una distracción bienvenida de la aburrida jornada laboral y permite relajarse durante unos momentos, desconectar y hacer una pausa interior. En la oficina en casa, es aconsejable escuchar Moods Music. Lo mejor es escuchar el sonido de un arroyo balbuceante, un mar tormentoso o el canto de los pájaros con auriculares e imaginarse mentalmente sentado junto al agua y bañando los pies en el frÃo arroyo. Este método de música de relajación es especialmente adecuado para aquellos que no tienen un bosque justo delante de su puerta. AsÃ, uno puede llevar su trabajo en un viaje mental a una zona boscosa con un hermoso arroyo y dejar que sus pensamientos vaguen.
La música tiene el don de penetrar en lo más profundo del alma humana y despertar emociones de la más diversa Ãndole. La música genera sentimientos diferenciados como la amenaza, la alegrÃa, la tristeza, la rabia del baile o la agresión. Por ello, la música se considera un lenguaje universal que incluso un chino al lado de un ruso entenderÃa. La música nos conecta de forma no verbal y todo el mundo entiende de forma inminente lo que quiere expresar. Desde el punto de vista neurocientÃfico, puede explicarse por el hecho de que ciertos sonidos estimulan primero el tronco cerebral antes de entrar en la conciencia. Esta región del cerebro estaba presente incluso en hombres de las cavernas como el Homo Erectus o el Australopithecus.
El tronco encefálico asume funciones como la regulación de la presión sanguÃnea y el control de los reflejos. Nuestro cerebro percibe los ruidos fuertes, como los gritos o los tambores, como una amenaza. AsÃ, el pulso se eleva incluso antes de que seamos activamente conscientes de ello. Estas funciones eran importantes para la supervivencia de los habitantes de la Edad de Piedra, que cazaban y se exponÃan a los depredadores al mismo tiempo, y también las aprovechaban. En otras regiones del cerebro humano, ciertos sonidos también provocan reacciones.
La parte emocional de nuestro cerebro se ve afectada y se activan sentimientos como la tristeza o la nostalgia. Estas, a su vez, afectan a nuestro sistema nervioso y pintan imágenes en el ojo de nuestra mente. Por ejemplo, cuando escuchas una canción que te recuerda a tu amor de la infancia hace 20 años, las imágenes respectivas, como pasear de la mano por un prado de flores, vuelven a aparecer y esto crea nostalgia, añoranza o tristeza. Se trata de la llamada memoria episódica. Esta parte de la memoria vincula la música con secciones, o episodios, de la propia vida del pasado. El cerebro no solo reconoce el ritmo de la música, sino que los sonidos, los olores y las sensaciones aparecen en nuestra mente como si fuera el momento actual.
También se ha demostrado cientÃficamente que la música que escuchamos depende en gran medida de nuestro entorno social. Lo que les gusta a los padres es, en cierta medida, lo que les gusta a los futuros adultos. Por ejemplo, si el padre escuchaba mucho Metallica u Ozzy Osbourne, a los niños también les gustará. Si los padres escucharon activamente la música de Woodstock, las siguientes generaciones también se verán influenciadas por este gusto musical. Lo mismo ocurre con los gustos musicales de los hermanos. Si el hermano mayor escucha mucho techno, no es de extrañar que la hermana pequeña también participe activamente en las raves.
Según estudios cientÃficos, los bebés de pocos meses empiezan a llorar cuando sus madres escuchan una canción emotiva como "Shine bright like a Diamond" de Rihanna. El motivo es la zona del cerebro responsable de la empatÃa. Estos cordones nerviosos también se denominan neuronas espejo. La voz lacrimógena de la artista se traslada a nuestras emociones y los nervios transfieren estas emociones a nuestra alma, que reacciona con tristeza. Sin embargo, cuando escuchamos un éxito veraniego que nos resulta familiar desde la infancia, nos levanta el ánimo de forma significativa. El cerebro libera endorfinas (hormonas de la felicidad) y sentimos un auténtico cosquilleo en el estómago y puede que incluso asociemos una u otra canción con el primer gran amor de las vacaciones, la playa, el mar o el lago de baño y las miradas chispeantes. Incluso décadas después, la música es capaz de hacernos soñar.
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