Miss Caffeína
Categoría: NACIONAL | Fecha de Publicación: 15/2/2019 | Por: Ángel Armando Castellanos 'Araña'
Reseña - no hay un solo tipo de amor
“¡Esto va para quienes creen que sólo hay un tipo de amor! ¡El amor es amor!”, gritó Alberto, el cantante de Miss Caffeína antes de interpretar ‘Oh, sana’, una canción dedicada a la hipocresía de la iglesia católica. El Caradura, completamente lleno –hubo gente que se quedó afuera- tuvo uno de sus mayores estallidos de la noche.
Alberto es gay y en muchas de sus canciones intenta, no reivindicarse, sino hablar abiertamente de un tema que en pleno 2019 sigue siendo no polémico, pero sí poco común, sobre todo en espacios de los cuales el heterosexual se adueñó por default.
El Caradura en absoluto es considerado un bar gay, o de ambiente o como se le quiera llamar; sin embargo, tampoco es cotidiano encontrar ahí cada noche a mucha gente que cumpla con el desafortunado estereotipo de LGBTTTIASQ+. Lo “normal” son rockeros heterosexuales.
No se trata para nada de un tema de exclusión, al menos no abierta. Nunca se dio una denuncia por discriminación, simplemente “su público” suele ser, al menos en el papel, hetero.
Con Miss Caffeína hay una identificación casi total por parte de la Comunidad LGBTTTIASQ+. En su primer show en solitario en la CDMX –antes telonéo a Camilo Séptimo en el Pepsi Center- se puede estimar que hubo un 50 por ciento de heterosexuales y la otra mitad de gays, sobre todo hombres.
No hubo un solo tipo de amor. Las parejas se besaron sin distinción de genitales. Se besaron simplemente porque se les daba la gana, porque necesitaban hacerlo, porque la música, el calor y su propia pasión así lo exigían. No hubo ni siquiera diferencia por la distancia.
Carlos y Sofi, por ejemplo, fueron amantes y amorosos antes, durante y después. Carlos es de San Luis Potosí y Sofi de la Ciudad de México. Se conocieron porque la música se encaprichó en ponerlos juntos en el concierto de Love Of Lesbian en el Auditorio Nacional. El flechazo fue instantáneo. Él volvió a casa un día después del concierto. Ella probablemente cuente los días para que la música los vuelva a juntar.
Miss Caffeína le gritó toda la noche a la intolerancia. Reivindicó, una vez más, su propia libertad y la de los asistentes, entre ellos personas maquilladas, personas que recargaron su empoderamiento a partir de las canciones.
A partir de este concierto, el Caradura, símbolo del rock que casi siempre homenajeó inconscientemente a la heterosexualidad renovó una de las máximas no escritas de la música: incluir.
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