En el Hard Rock Live Reseña
Ágora
Hard Rock Live
Reseña
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Crónica de un regreso anunciado.
Viernes 10 de agosto, el plazo se había cumplido. Un año después de que el destino pospusiera la oportunidad de compartir ese talento innato, conjuntado con una poderosa energía en los escenarios, por fin el Hard Rock Live estalló de nueva cuenta.
Aunque algunas semanas antes Ágora se presentó al lado del grupo Symphony X, el viernes fué su momento, su espacio, no faltaba nadie. El pacto incondicional que hicieron entre familia, amigos y un sinfín de personajes importantes en sus vidas había llegado a su punto cumbre. El hipotético regreso se convirtió en una realidad.
“Pudimos haber dicho: estamos muy enojados con muchas cosas, no queremos volver a tocar” comentaba Lalo Carrillo, baterista de la banda, minutos antes de subir al escenario, a lo que agregó Manuel Vázquez, guitarrista del grupo, “Imagínate, que felices estamos de tocar otra vez”. Felicidad que no se podía ocultar en ningún sitio, el duro sacrificio de toda la banda en los últimos meses estaba dando frutos.
La hora se acercaba y siempre es bueno calentar el ambiente; y como si esto fuera una extraña sentencia ahora convertida en paradoja, una banda de buen Metal de nombre Fahrenheit, no desaprovechó la oportunidad e inició de excelente manera la noche que pintaba para ser memorable.
Y por fin, como aquella mitológica Ave Fénix, Ágora estaba de vuelta, no sin antes agradecer y homenajear a todos aquellos que se mantuvieron a su lado, al igual que recordar aquél que partió antes. Cuadro a cuadro, el video adentraba a los fans, la banda se mostró sensible y el público se sensibilizó aún más.
El metal progresivo, género a veces olvidado, se imponía desafiante en manos de estos excelentes músicos, pero como si esto no fuera suficiente, un par de energizantes covers con el sello de la casa, iniciaron las sorpresas. “Maldito sea tu nombre” de Ángeles del Infierno era coreada en todos los rincones del Hard Rock Live.
Sin embargo, faltaba el plato fuerte, Toño Ruiz, guitarrista de Coda y de QBO apareció en el escenario y con él un espectacular G3, sólo que en esta ocasión, el virtuosismo en las guitarras fue totalmente mexicano. La sorpresa concluyó con un poco convencional cambio de instrumentos entre la banda completa, sin que esto detuviera un solo momento la improvisación. Y así durante dos horas, se disiparon los fantasmas que acosaban en que nunca más vivirían algo así. Se sentía una banda fuerte, madura y con un gran aprendizaje.
“Al final, renacer de las cenizas”
frase de “Renacer” una de las canciones favoritas del público, daba la impresión de envolver las vivencias y como si fuera ésta un gran veredicto. Mas nunca llegó a ser así, Ágora no necesita renacer, puesto que jamás murió.
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