Por: Ángel Armando Castellanos 'Araña'
Estoy escuchando a Guapa. Seguramente ni tú, ni Gerry Rosado, cabeza de Discos Intolerancia junto a Salvador Toache saben de qué va la banda. Y no, no espero que dejes de leer esto para buscarlos en Spotify, pero deberías hacerlo al terminar. Hace unos días Rocksonico tuvo una conversación con él en la que se habló del Circuito Indio y de lo que sucede con las "nuevas" bandas que buscan llenar la "escena alternativa" mexicana.
Gerry es muy claro: "La medida de un grupo es el inicio-final del show. Si lo hiciste para ocho fans y al terminar hay ocho fans tuviste éxito. Si comenzaste tocando en un espacio para 10,000 personas y hubo 1,000 de público, entonces fue un fracaso", asegura y amplía: "debes saber si cabes o no en el espacio en el que pretendes tocar. La relación más simple es de oferta-demanda".
Asume que el objetivo de los grupos es llegar a festivales. Pero considera que éstos "generan alteración". Más allá de aparecer en un cartel, se trata de quiénes y en qué número irán a ver a tu banda. Lo ha constatado a través de la Carpa Intolerante, habitual integrante del Vive Latino desde hace varias ediciones. "¿De verdad fueron a verte a ti?", cuestiona.
Intolerancia, en conjunto con OCESA y la Cervecería Cuauhtémoc-Moctezuma -a través de la marca Indio- organizan el Circuito Indio. El evento ha sido criticado por contribuir a lo que muchos hemos -me incluyo- llamado "sobreoferta de eventos". Afirma que el mexicano promedio puede costear el evento. "Tenemos una economía gigantesca. Pagas lo mismo por ir al Circuito que por ir al cine. Te asomas a un bar y la gente consume. El dinero no es el principal problema", expresa.
Recuerda que muchos grupos de punk le han pedido que baje los costos del boletaje, pero "la guerra de precios está perdida". Si se animara a abaratar las entradas "haces cuentas y si te va bien, tu pago es una cajetilla de cigarros; hay que pagar transporte, la renta del foro, el staff, son varias cosas que a veces no se ven".
Insiste en que esa batalla no debe ser peleada. Por el contrario. "Es la experiencia lo que hay que buscar. Siento que es un tema de curiosidad, de expectativa. Por ejemplo, al cine no vas a ligar, si estás en un show y a la chava de al lado le gusta la banda te ahorras un paso. La música es una experiencia de identificación", explica.
Circuito Indio arrancó con algunas dudas y se vio reflejado en entradas que no respondían a lo que la promotora y las agrupaciones esperaban. "La premisa era una incógnita: pensamos que sí se puede.", menciona. Creían que el experimento podía funcionar más rápido de lo que hasta ahora ha resultado. A la mitad del Ciclo 2 "evaluamos y nos dimos cuenta de que iba a ser insostenible, estábamos afectando a los venues". Por eso a partir del tercero llegó un cambio que con el arranque del cuarto y quinto luce mucho más consolidado: bandas que garantizan público. "Va a sonar fea la frase: al final es negocio", añade.
Y no. Esto no significa que el Circuito cierra sus puertas a las agrupaciones emergentes. "Lo que queremos es que haya bandas más grandes y que las locales tengan más presencia. El Circuito debe ser colaborativo. Queremos que sucedan cosas.", recalca al tiempo que comenta que en otras promotoras como Kaimán, coincidieron en que incluso a los grupos "consagrados" les hacía falta algo como el Circuito.
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