Por: Ángel Armando Castellanos 'Araña'
Hubo paz y fiesta. Sorpresas y decepciones. Alegría y nostalgia. Rebelión y comunión. El Non Stop Ska Festival lo regaló a raudales.
The Skarnales y los primeros intentos de slam. Eran las cinco de la tarde y el show empezaba a ebullir. Gritos, coros, saltos. La cerveza fluía y los olores a mota ambientaban el espacio.
The Toasters con los mensajes políticos. "Fuck Donald Trump!" gritaron en varias ocasiones. El slam ya era una realidad. El show estaba coqueteando con su clímax. Llamó la atención que no se escucharan invitaciones de renuncia a Enrique Peña Nieto. Se percibía la rebeldía, pero estaba realmente disfrazada de fiesta.
Con The Selecter llegó el ska en su estado más puro. La paz como bandera. La alegría como expresión. El baile era constante en todo el público. No hizo falta mucho. Sólo la entrega de los británicos.
Turno para la parte fuerte de la escena nacional. Tijuana No! dejó luces en verde, blanco y rojo como cortina delante de unos visuales con los rostros de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa. Luego el número formado con sus nombres. Mayor carga emocional era imposible. El show, espectacular para no perder la costumbre. Sonaron los temas emblemáticos. No sorpresas, no temas nuevos. Ellos y ahí nomás. Un slam muy en forma que mostró al público en su máxima expresión.
Hora de Los de Abajo. A muchos los sorprendió la presencia de una nueva vocalista, Grecia Navarro. No tuvo que hacer demasiado para conectar con la gente. Cantó, bailó, se hizo una con su banda. Había magia. La que no se manifestó cuando María Fernanda (La Sonora Santanera) se presentó. Pasó desapercibida. El resto, slam duro y rebelde.
Era el momento de Inspector. Había expectación por lo que podían mostrar. Al final sólo se percibió decepción. Los temas, clásicos que los han hecho grandes. De show, muy poco. La parte final mejoró, pero sin llegar a algo más que esbozos de la vibra que se esperaría del último grupo mexicano en tocar.
Y terminaba el espectáculo con The Skatalites. De Jamaica con amor. "¿Aman el ska?", preguntaron en varias ocasiones. La respuesta era un "sí" contundente. Uno que se manifestaba en baile. Pocos coros y muchos movimientos. Así hasta que se presentó Doreen Shaffer, una de sus voces más emblemáticas. Fueron cuatro temas los que cantó. Sedujo al público. El cierre fue mucho más emotivo. Sonrisas por todos lados. Poco baile y mucha alegría.
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